17/05/17 – El 17 de mayo de 1990, la OMS despatologizó la homosexualidad y desde entonces se conmemora esa fecha en todo el mundo como el día internacional contra la Homofobia, la Bifobia y la Transfobia.
Aunque mucho hemos mejorado desde entonces, nuestra dignidad, nuestra igualdad y nuestra libertad como ciudadanas y ciudadanos está todavía lejos. Hitos como el matrimonio igualitario o el cambio de nombre registral para las personas transexuales, en España, han servido para acercar una igualdad legal a un colectivo históricamente denostado. Pero… ¿y la igualdad social? Mucho falta todavía para conseguirla.
En 2017, año por los derechos LGTB en todo el mundo, seguimos alertando de que hay siete países donde a las lesbianas, los gais, los y las transexuales y las y los bisexuales se nos sentencia a penas de muerte por ser LGTB y 77 países nos siguen castigando con penas de cárcel.
En España también estamos viviendo graves retrocesos: los delitos de odio contra personas LGTB aumentan a diario y las víctimas no cuentan con un amparo legal que las invite a denunciar, siendo las ONG LGTB su único espacio seguro en este tipo de situaciones.
En los centros educativos el bulllying LGTBfobico es el principal motivo del alumnado para plantearse el suicidio, siendo las tasas de discriminación en los mismos elevadísimas, como demuestra el informe hecho público por SOMOS hoy, el primero de su estilo que se realiza en todo Aragón.
Pasear con tu pareja de la mano por las calles de Huesca es motivo de miradas curiosas, comentarios silenciosos y sutiles risas. Salir por la noche puede ser motivo de agresiones físicas y seguramente que verbales por parte de una minoría impune por lo que no es extraño que las personas LGTB en Huesca se muestren invisibles; entendible es pensar que haya personas LETB que crean que es mejor no desarrollarse plenamente a sufrir discriminación y violencia por ser visible y poder desarrollarse. Huesca es una ciudad de profundos armarios.
Aragón, además, es de las pocas Comunidades Autónomas que no cuenta con leyes que nos protejan, nos amparen ni trabajen por la prevención de la LGTBIfobia, una demanda fundamental por parte de las organizaciones en pro de la Igualdad LGTB a la que el actual Gobierno de Aragón parece hacer oídos sordos.
Pero no sólo una ley haría posible un camino más rápido y mejor hacia una igualdad real y social; son necesarios planes co- educativos que además de informar al alumnado y a las familias, formen al profesorado en diversidad afectivo-sexual, familiar y de género; necesitamos proyectos de salud sexual inclusivos, campañas de apoyo, fomento y autoestima de personas LGTB, en particular dirigidas a nuestras niñas, niños, adolescentes, jóvenes y mayores. los más vulnerables de todo el colectivo.
El próximo Noviembre, Huesca acogerá por primera vez en su historia una semana de la diversidad afectivo-sexual, familiar y de género con unos encuentros estatales de organizaciones LGTB como gran colofón y el sólo hecho de ver a personas visibles lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales, queer, bigénero, travestis… por nuestras calles acentúa la curiosidad en la ciudadanía.
¿De verdad pensamos que no somos una ciudad con LGTBfobia? Claro que lo somos, como en todas las ciudades de todo el mundo. No somos ninguna excepción: ahora bien, cabría preguntarnos en este 17 de mayo: ¿qué hacen las administraciones para prevenirla, atajarla e intervenir cuando hay un acto discriminatorio?
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Loren G. Sanagustín
Director de la Oficina Técnica de SOMOS
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