Elecciones Generales: otras demandas de salud

20d-01Es fundamental converger hacia una cartera común de servicios que elimine las desigualdades de acceso a las diferentes prestaciones sanitarias en función del territorio y, para ello, hay que volver a introducir en esta Cartera Común del Sistema Nacional de Salud aquellos servicios que con un sesgo discriminatorio han sido retirados de la misma, en concreto el acceso a las técnicas de reproducción asistida de las mujeres sin pareja varón. 

Del mismo modo que hay que reforzar el Fondo de Cohesión Sanitaria. Sin embargo creemos adecuado señalar que, en el horizonte de la participación de una ciudadanía corresponsable, parte de esos fondos deben recuperar su carácter finalista, al menos en lo relacionado con la financiación de entidades sociales. En la actual legislatura estos fondos perdieron ese carácter por lo que, en numerosas Comunidades Autónomas, no se han llevado a cabo convocatorias de subvenciones para temas sanitarios. El resultado es que esos fondos acabaron siendo empleados de manera poco clara y sin un fin preciso que redundase en la atención sociosanitaria prestada por las ONG. La red social, sanitaria y asistencial de la base comunitaria ha quedado por tanto en situación de precariedad, cuando no ha desaparecido.

Es preciso aplicar la Perspectiva de Género, que englobe una perspectiva LGTBI, de manera transversal en todo el marco sanitario, desde la atención primaria a las especializada, la I+D o los cuidados asistenciales y paliativos. Por ejemplo, contemplar la especificidad de las mujeres bisexuales y lesbianas en las consultas de ginecología o en las de fertilidad es un elemento importante. De la misma manera es importante considerar a los hombres bisexuales o gais en urología, en oncología (lesiones precancerosas o cancerosas como consecuencia del virus del papiloma humano). En geriatría o en salud mental para ambos casos, por poner otros ejemplos. Si hablamos de las mujeres o los hombres transexuales la necesidad es mucho más evidente en numerosos ámbitos profesionales.

Hay que incidir en la prevención en la salud sexual, no referida exclusivamente a la prevención de embarazos, sino a la prevención del VIH, el VHC y otras ITS. En este sentido una medida concreta sería volver a crear la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida, restaurando sus presupuestos y dotándolos del personal adecuado. Otra medida sería la utilización de dispositivos comunitarios gestionados por ONG para el desarrollo de campañas y acciones de proximidad o incluso para la implementación de programas de seguimiento de determinadas patologías cuando fuese adecuado.

Creemos que es necesaria la apuesta por las ONG de carácter sanitario en el ámbito comunitario como primera línea de acción para promover actitudes preventivas y educar, no sólo a los afectados (directos o indirectos) sino a sus contextos más inmediatos. Para ello sería fundamental reforzar el sistema de financiación pública del movimiento asociativo.

Puesto que ha de considerase fundamental el derecho a la seguridad y a la salud en el trabajo hay que dejar claro que enfermedades como el VIH, por ejemplo, no suponen un riesgo para el desempeño de la mayoría de los puestos de trabajo, incluidos las fuerzas de seguridad del estado.