Desde SOMOS suscribimos las palabras de Loren González, Secretario de Organización de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales, FELGTB, pronunciadas en los XXXI Encuentros Estatales organizados por Wado en Guadalajara en Noviembre de 2019.
LA UNIDAD DE CRITERIO, DE DISCURSO Y DE ACCIÓN EN EL MOVIMIENTO LGTBI
Hola, buenos días, dejadme en primer lugar trasladaros un fuerte abrazo de parte de toda la FELGTB, en nombre de su Presidenta, Uge Sangil, quien actualmente está en Sevilla en las IX Jornadas Estatales de Educación que llevamos a cabo desde la federación y que están anfitrionadas por una de nuestras entidades: DeFrente.
Para estos Encuentros Estatales, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales ha querido reflexionar en torno a la línea 3 de los temas planteados: Presente y futuro del colectivo LGTBI a nivel de organización porque una de las finalidades que aparecen en la invitación a estos Encuentros Estatales es luchar por los derechos y la diversidad afectivo sexual, la identidad y/o expresión de género en un entorno participativo, apostando por la participación y movilización del colectivo desde una perspectiva trasversal e interseccional y pensamos que la FELGTB en este preciso tema tiene cuestiones sobre las que reflexionar, aunque sea por la memoria que tiene una organización LGTBI de más de un cuarto de siglo.
Que el movimiento por los derechos de las personas LGTBI es heterogéneo y diverso es un hecho que seguramente compartimos todas las personas aquí presentes. Si bien, las organizaciones en sí mismas no somos todo lo heterogéneas que sí somos las personas LGTBI.
Las personas LGTBI no somos solo LGTBI, entendiendo el acrónimo de manera amplia, es decir, personas con identidades de género no normativas, orientaciones sexuales disidentes, expresiones de género subversivas y familias diversas. Las personas LGTBI somos, en definitiva, como el resto de la población cis-hetero: personas a las cuales nos atraviesan multitud de realidades y una ingente cantidad de etiquetas.
Ahora bien, como colectivo tenemos una particularidad: somos un conjunto de personas que por ser “o parecer” LGTBI sufrimos diferentes grados de violencia en forma de prejuicios, discriminación y odio, en definitiva, sufrimos, cuanto menos, LGTBIfobia.
El movimiento LGTBI en España es diverso entre otros aspectos, en:
- su composición interna (quiénes componemos cada organización)
- su ámbito geográfico de actuación (un distrito, un municipio, una provincia, una comunidad autónoma, un Estado, un continente…)
- el número de personas involucradas en el mismo, tanto voluntarias como remuneradas
- su formación y experticia
- su ámbito político de actuación (generalista o sectorial o especializada en alguna cuestión concreta)
- su estructura interna
- y, sobre todo, en la forma política en la cual entiende la diversidad sexo-génerica y familiar y en su ideología política, porque los colectivos LGTBI hacemos política y cada organización tiene sus propios valores, principios, criterios éticos, postulados y formas y metodologías para conseguir, en definitiva, sus objetivos organizativos.
Y entre todas estas variables, en las organizaciones LGTBI también existen los prejuicios, estereotipos y discriminaciones del sistema patriarcal. El racismo, el machismo, la transfobia, la bifobia, la misoginia, el capacitismo, la lesfobofobia, la serofobia, la aporofobia, la xenofobia, el monosexismo y tantas otras construcciones sociales de discriminación están presentes en muchas ocasiones dentro de nuestros propias casas.
No podemos obviar que la revisión de nuestros privilegios es escasa porque el nuestro sigue siendo un movimiento nacido y crecido en un sistema patriarcal, cisexista, monosexista, capacitista, no necesariamente anti-racista, ni laicista, ni feminista y con muy poca conciencia de clase que en muchas ocasiones, demasiadas, sólo recuerda los derechos humanos cuando nos afecta al propio colectivo.
La interseccionalidad de los derechos humanos no ha calado suficientemente profundo en el movimiento, hablando en términos generales, y, por consiguiente, también quizás de manera injusta para con quienes sí contemplan muchas y muy distintas ópticas del prisma de la persona.
Nos encontramos actualmente con un movimiento que ni es uniforme, ni tiene tampoco un único discurso. Y es así porque tenemos muchas formas de entender la realidad y muchas más de afrontar los cambios.
Dicho esto, debemos tener presente que la unidad de criterio, de discurso y de acción en el movimiento LGTBI lo han provocado las organizaciones que han sabido establecer cauces de participación desde sus estructuras. Y no necesariamente teniendo en cuenta la interseccionalidad de las discriminaciones. Lo que es indudable es que la lucha de las personas LGTBI a través de esos colectivos ha permitido interlocutar y hablar con los partidos políticos, con los sindicatos, con las administraciones y así poder cambiar la realidad.
Actualmente, nos encontramos ante el nacimiento constante de organizaciones LGTBI que si bien enriquece el panorama asociativo en tanto en cuanto aparecen más voces que hacen de altavoz de diferentes realidades, debemos ser conscientes de que esa diversificación de voces difumina nuestro mensaje de cara a las administraciones públicas y las instituciones porque no todas las organizaciones cuentan con las mismas prioridades ni tienen los mismos objetivos, como dije anteriormente.
Este hecho lanza un mensaje a la sociedad muy claro: no estamos unidas. Y la no unidad del movimiento, real o percibida, es una excusa perfecta desde el sistema de poder para no hacernos caso y es una excusa estupenda para la sociedad para así no atender nuestras demandas.
Si algo tenemos claro las activistas LGTBI, es que nadie jamás nos regaló nada. Los derechos que hoy disfrutamos los hemos logrado con nuestro esfuerzo y nuestra lucha, con el esfuerzo y la lucha de quienes ahora ya son mayores y con el esfuerzo y la lucha de quienes no han llegado hasta nuestros días. Nuestros derechos los hemos conquistado y, una vez conquistados, ni siquiera los estamos defendiendo juntas.
Estamos en un momento político para el colectivo LGTBI que la FELGTB califica como “fundamental”. Vivimos un período histórico en el cual
- contamos con leyes que deberían ampararnos aprobadas en muchos territorios que no nos protegen porque no se están cumpliendo
- con una propuesta de ley estatal de igualdad LGTBI que lograría una equiparación de derechos y garantizaría nuestra dignidad como nunca antes se ha visto en ningún lugar y que decayó en la legislatura pasada,
- con un pacto social frente al VIH, el estigma y la discriminación que no está siendo implementado con la celeridad que requiere,
- con un aumento del fanatismo y del fascismo que ataca siempre a las más débiles y que ya está sentado en las instituciones,
- con un blanqueamiento del mismo por parte de algunos medios de comunicación
- con una irresponsabilidad de los partidos políticos para con la ciudadanía que resulta insultante.
- con unos datos en delitos de odio, violencias y discriminaciones hacia las personas LGTBI intolerables en una democracia
- con unas políticas que en pro del orden y la seguridad nos limitan en libertades y en derechos
- y con un movimiento asociativo LGTBI que no está unido en torno a la misma causa.
Paralelamente, desde muchos sectores del movimiento se pone en el mismo nivel la existencia de “guerras internas”, “la institucionalización de las políticas y las asociaciones LGTBI” y la “colaboración con instituciones, sindicatos y otros agentes sociales”,
- cuando “guerras internas” podría significar “debatir desde la lealtad”,
- “institucionalizar” es transformar una organización desde una situación inicial informal e inorgánica a una altamente organizada, con una práctica estable cuya actuación puede interpretarse como la labor de esa entidad dotada de personalidad jurídica propia, con continuidad y proyección en el tiempo.
- y cuando “colaborar con instituciones, sindicatos y otros agentes sociales” es tejer una red de trabajo.
La FELGTB, a la cual hoy tengo el honor y el placer de representar, es, desde su fundación, la apuesta por una parte del movimiento LGTBI de establecer una unidad de criterio, de discurso y de acción en una esfera puramente estatal y nació con la voluntad de tener una interlocución directa con las instituciones estatales. Por ello, el discurso político de la FELGTB viene marcado por las 55 entidades que la conforman, repartidas por todo el territorio estatal, a excepción de Navarra, donde no tenemos ninguna entidad miembro, y cuya composición es muy diversa: entidades de muchas personas, de pocas, generalistas, específicas en una materia, mixtas y no mixtas, de territorios urbanos y también rurales, con mucha experiencia en el activismo y organizaciones relativamente nuevas, etc.
El trabajo en red, por lo tanto, es una forma de hacer las cosas que supone ir tejiendo relaciones, aprendizajes, complicidades, avanzando de nudo en nudo hasta tener constituido un espacio común, abierto y diversificado, en el que se puedan ir sumando nuevas iniciativas, propuestas y empeños.
Involucrarse en ese trabajo en red es un acto de generosidad por parte de quienes se comprometen a trabajar de esta manera porque significa que activos de una organización pasan a hacer activismo para esa red asociativa y no únicamente para su entidad de base.
Como no puede ser de otra manera, desde la FELGTB defendemos el trabajo en red como muro de contención frente a las políticas de las derechas y la extrema derecha y también para la defensa y consolidación de nuestros derechos, entre otros aspectos importantes, y lo hacemos tomando como referencia que el trabajo en red supone dar énfasis al proceso de construcción de los espacios de encuentro y acción común y no a la estructura organizativa, la cual deviene secundaria en función de la dinámica de los procesos y sus necesidades que, en nuestra forma de entenderlas, deben ser
- dinámicas
- multidimensionales
- y complejas.
Con esto queremos dejar claro que nuestra intención no es, ni mucho menos, “hacer redes para lanzarlas y pescar a otras organizaciones”, o dicho de otra manera, no hemos venido aquí a pescaros, sino lo que pretendemos es convocaros a participar con iniciativas creadoras en el proceso de construcción de la dinámica en red y del activismo responsable.
Dicho esto, y desde nuestra óptica, entendemos que existe un punto esencial para que esa coordinación exista: es indispensable que tengamos objetivos estratégicos comunes que pongan de relieve la necesidad de coordinarnos para dar una respuesta conjunta a los desafíos a los que nos enfrentamos.
Para la FELGTB y sus 55 entidades, resulta imposible atajar la discriminación LGTBIfóbica sin trabajar por desmontar el patriarcado y el deleznable machismo. Entendemos, por consiguiente, que jamás encontraremos respuestas válidas a los problemas sociales actuales fuera del feminismo. Un feminismo inclusivo, con perspectiva de diversidad.
Además, ni damos, ni debemos dar por supuesto que todas las organizaciones LGTBI tenemos el mismo objetivo general y, ni aun teniéndolo, ni damos ni debemos dar por supuesto que la forma de conseguirlo es compartida.
Creemos que sí debemos promover la explicitación o la verbalización de todas las ideas y visiones para encontrar posibles confluencias que den identidad al trabajo en red, y por eso tamos verbalizando nuestro objetivo más pragmático: la ley estatal de igualdad LGTBI.
Paralelamente a esto, pensamos que debemos ser sensatas y aterrizar las buenas ideas a una pista de realidad. Para conocer y procesar las divergencias debemos prestarles atención, porque sólo así podremos abordarlas. Los consensos rápidos suelen ser baratos y, por la propia experiencia de la FELGTB como red de trabajo en sí misma, se pueden convertir en factor de conflicto que estalla precisamente por haberse contenido en tensión latente durante mucho tiempo y no haberse verbalizado los temas.
Para la FELGTB el objetivo es claro: erradicar de la sociedad la LGTBIfobia y la serofobia, en todas sus formas y de todos sus espacios y ámbitos, y creemos que las herramientas para conseguirlo, no de manera automática, pero sí dando un gran paso hacia la igualdad, es a través de la aprobación de la Ley estatal de Igualdad LGTBI que contenga en su seno toda una legislación en materia trans, y la implementación sin más dilaciones del pacto social frente al VIH, el estigma y la discriminación.
Hace varios años la FELGTB y sus entidades miembro apostamos porque hubiera dos leyes estatales: una LGTBI y una trans. Pasados unos meses tras comenzar con la redacción y negociación de ambas, nos dimos cuenta de que si una ley era difícilmente aprobable, más complicado sería sacar adelante dos, por ello, decidimos refundir ambas propuestas en una y seguir hacia delante con una sola ley de carácter estatal que nos amparara a todas, todos y todes.
Propuesta, por cierto, avalada por el plenario asistente a los XXIX Encuentros Estatales de Entidades LGTBI anfitrionados por SOMOS, en 2017, Huesca, mediante una resolución aprobada por unanimidad.
De una manera pragmática, tras la última legislatura, en la cual sí conseguimos que la proposición entrara a la Comisión de Igualdad del Congreso, en la que aprendimos mucho, y teniendo como experiencia lo que ha sucedido en autonomías con más de una ley, estamos detectando en algunas autonomías lagunas y contradicciones jurídicas, pocas garantías de cumplimiento, disparidad de conceptos, incoherencias en definiciones y un largo etcétera de problemas que se incrementan cuando hacemos comparaciones entre territorios.
Por ello, y con esto termino, nos ponemos a disposición de las organizaciones presentes para compartir nuestro borrador de ley en cuanto lo tengamos re-escrito, como hicimos con el anterior, pero también nos ponemos a disposición de escuchar para aprender de lo que otras organizaciones veis y sabéis.
El anterior proyecto de ley decayó y ya sabemos por qué. Conocemos qué problemas hubo, qué soluciones se proponían, de dónde venían las inquietudes y quiénes pusieron palos en las ruedas para poder avanzar.
Ahora mismo, el borrador se ha revisado por un nuevo equipo de activistas y ese borrador lo están trabajando los diferentes grupos de trabajo y comisiones de la federación para que contenga todas sus ópticas (lésbica, trans, bi, joven, de VIH, familiar, educativa, cultural, laboral, internacional, de salud integral, fe y espiritualidad, migrantes y protección internacional, de delitos de odios, deportes, formación, etc.) y con todas las miradas puestas en el borrador, las entidades miembro de la federación y las organizaciones externas a la federación podréis hacer vuestras aportaciones, que sin lugar a dudas serán interesantes, enriquecedoras y constructivas.
Somos conscientes de que el proceso de construcción de este trabajo no va a ser lineal ni tampoco va a ser regular, sino que seguramente sea asimétrico y variable, pero pensamos que es fundamental mantener una dinámica comunicativa muy intensa, que alimente las posibilidades de estar en contacto, de aportar y de recibir aportes, utilizando todas las formas y medios posibles: escritos, electrónicos, encuentros personales, etc, para no dar ni un paso atrás en igualdad.
Pero para ello, y ahora sí termino, debemos hacer cada cual una reflexión inicial y analizar cuál es nuestro objetivo político pragmático. Si legislar, y en ese caso hacia dónde (hacia una ley, hacia dos, hacia tres o hacia seis) o si no legislar, apartándonos de un sistema que nos excluye y nos acoge, si centrarnos en desmontar el patriarcado socialmente, si qué, si cuál o si cómo.
La FELGTB os lanza esta pelota y de vosotras, vosotros y vosotres depende cogerla o no cogerla.
Muchas gracias por vuestra atención y estoy a vuestra disposición por si queréis realizar alguna pregunta.